Acabo de leer un genial post en Gestiona Comunica a través de linkedin, que os aseguro merece la pena. Habla sobre como se deben afrontar los conflictos en el ámbito empresarial. Os dejo el enlace al contenido original pulsando aquí.
Conflicto es una de esas palabras que
encierra fuerza y claridad, que no necesita de muchas más palabras para
explicar una idea, que nos proporciona inmediatamente la capacidad de
distinguir aquello que nombramos…, una de esas palabras que evitamos
incluir en nuestra conversación diaria aún cuando sabemos que en uno de
sus significados ha estado presente en la mayor parte de la historia de
la humanidad.
En mi experiencia con organizaciones, la
denominada “gestión del conflicto” se queda simplemente en tratar de
evitar el conflicto y de no ser así, en tomar medidas para que no vuelva
a suceder. Para la mayoría pensar en términos positivos sobre el
conflicto y sus consecuencias nos resulta difícil y complicado por no
decir imposible , algo que sin duda condiciona nuestras respuestas al
enfrentarnos al mismo. En el caso de las personas que tienen la
responsabilidad de gestionar a otras personas, observar más allá de lo
que ve la mayoría, cambiar la perspectiva de las cosas , debería ser una
de las cualidades necesarias para desarrollar esa responsabilidad y
algo sin duda necesario en el contexto actual para poder al menos crear
la sensación de poder acometer acciones diferentes. En este sentido,
reflexionar al respecto de si somos capaces de dar una visión nueva , un
nuevo matiz a la palabra conflicto que favorezca la reflexión antes de
la acción se hace intelectualmente interesante.
Todos conocemos en mayor o menor medida
el significado de conflicto pero para su gestión se hace necesario
distinguirlo, incorporarlo a nuestra experiencia personal, hacerlo
propio y utilizarlo cuando sea preciso. En realidad, cualquier
interpretación al respecto no deja de ser buena o mala, verdad o
mentira, ya que no se puede separar dicha interpretación de quien la
hace, dependerá de cada observador y su concepción del mundo. En
definitiva , sólo si aprendemos a vivir con el conflicto podremos
gestionarlo en nuestra vida personal o profesional.
La distinción del conflicto es el primer
paso para su gestión. Expertos en conflictos organizativos los suelen
clasificar en 3 grandes grupos en función de la clase específica de
combustible que alimenta el incendio. Un grupo reúne conflictos cuyo
contenido está relacionado con los objetivos en el trabajo, conflictos
sobre el “qué”, conflictos sobre las tareas y los datos. El siguiente
grupo reúne conflictos que se originan no tanto en el qué sino en el
“cómo” se desarrollan las tareas. Son los conflictos de intereses y de
valores. El último grupo de conflictos tiene su origen en “con quién” se
desarrollan las tareas. Se trata de conflictos estructurales y de
procesos
Naturalmente en la vida real los
conflictos no aparecen clasificados, al contrario, suelen presentar
ingredientes de cada uno de éstos grupos, un conflicto puede ocultar
otro conflicto, y esta es principalmente la razón por la que para poder
gestionarlos adecuadamente tenemos que saber distinguirlos y sólo
entonces poder discernir al respecto de cuál es la propiedad dominante
para actuar de la mejor manera sobre ella. Algo parecido a convertirse
en un experto en vino, sólo él puede distinguir los aromas y las
propiedades del caldo , su cosecha, mientras que el resto sólo sabemos
que estamos probando un buen vino.
La falta o defecto de información, la
discrepancia de opinión en temas relevantes, las interpretaciones
personales, son algunas de las causas más comunes en los conflictos
sobre las tareas y los datos. Las posibles intervenciones en estos
conflictos pueden llegar a generar mayor eficacia en los procesos de los
que había antes del conflicto. Son conflictos que resueltos de manera
inteligente pueden proporcionar la mejora de la calidad en las
decisiones organizativas, estimular la creatividad y la innovación,
animar a la participación entre los miembros del grupo y proveer un
medio seguro para todos los integrantes a través del cuál se pueden
gestionar a futuro las tensiones y los conflictos.
Las situaciones reales o percibidas de
competitividad entre colegas, las diferencias de criterio a la hora de
evaluar las ideas o los comportamientos, las diferencias sustanciales en
la forma de vida, ideología o religión, conforman el núcleo de los
conflictos de intereses y valores . Son los conflictos en las relaciones
donde la presencia de una alta intensidad emocional , estereotipos y
prejuicios o una errónea comunicación hace que su resolución sea
probablemente la más complicada y la que mayor disfunción crea en las
organizaciones. Este tipo de conflictos requiere la negociación como
herramienta de trabajo. En este caso el conflicto tiene una función
antiséptica en el sentido de ser el antídoto para que no se instale en
las organizaciones decisiones inadecuadas para el interés general del
grupo, promueve la aceptación de reglas básicas de trabajo, ayuda a
establecer cauces para expresar emociones, estimula el mejorar la
cantidad y calidad de la comunicación e incentivar las actitudes
positivas a la hora de resolver problemas.
Patrones de comportamiento o de
interacción destructivos o negativos, la desigualdad a la hora de
ejercer la autoridad y el poder, factores culturales, geográficos o
físicos que impidan o dificulten la cooperación son las causas más
comunes en el grupo de conflictos estructurales y de procesos. En este
tipo de conflictos la idea de desafío del statu quo es por sí
misma generadora de nuevas ideas, promotora de nuevas valoraciones en
los objetivos y metas del equipo de trabajo y sin duda incrementa la
probabilidad de que el grupo pueda responder al cambio. Definir con
claridad y honestidad los roles de cada uno, reemplazar comportamientos
destructivos y negativos por otros tipos de comportamiento cooperativo,
replantear el statu quo sobre la propiedad y el control de los recursos,
negociar en base a los intereses y no a las posiciones, modificar el
tipo de relaciones físicas y ambientales, utilizar la persuasión frente a
la coacción son las herramientas que pueden ayudarnos a intervenir en
la gestión de este tipo de conflictos.
Tendemos a pensar que una persona tiene
un carácter particular y que éste se muestra en la pauta de sus
acciones. Pero siempre podemos tener la oportunidad de “automodelarnos” ,
de imponer coherencia a nuestra actuación , para ello necesitamos un
campo de entrenamiento, las organizaciones, los equipos, la familia, el
grupo…etc. pueden ser ese campo. Utilizar ejercicios que estimulen la
discusión activa de diversas alternativas sin que con ello se vean
amenazados quienes lo integran e intensificar muestras de protección a
la identidad de cada miembro del grupo es una forma de incorporar el
lado constructivo del conflicto a nuestras vidas.
¿Como tratáis vosotros los conflictos dentro y fuera de la empresa?
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