miércoles, 3 de abril de 2013

Coaching: Mario Alonso Puig: Liderar para desplegar el potencial

Buenas tardes, hoy os dejo un interesante artículo leído en la web de Mario Alonso Puig, para acceder pulse aquí, podéis descargaros y ver el artículo entero pinchando aquí.

Es otro gran artículo, que merece la pena se leído y que os dejo.

Liderar para desplegar el potencial

Decía el filósofo norteamericano Emerson que la mayor desgracia de una persona era no haber encontrado en toda su vida a nadie que le hubiera ayudado a alcanzar lo que realmente esa persona era capaz de lograr. Liderar es ayudar a desplegar, ayudar a aflorar aquello tan valioso que reside en cada uno de nosotros
y que nuestra habitual ceguera no nos permite reconocer como consustancial a lo que realmente somos.
Hay al menos tres capas en nuestro ser.

La más profunda corresponde a nuestra esencia, a aquello que en realidad somos, el lugar donde reside nuestro verdadero potencial. Por encima existe otra capa que hace referencia a aquello que tenemos miedo de ser. Finalmente, está la capa que refleja aquello que pretendemos ser, a fin de ocultar lo que creemos
que somos y poder así ser aceptados por los demás. No sé por qué los seres humanos nos hemos desconectado tanto de nuestra verdadera esencia y vivimos tan atemorizados tratando de ocultar aquello que creemos que somos y que nos da miedo mostrar. Como decía el economista Adam Smith, el pez no sabe que está dentro del agua ni que existe otra realidad posible hasta que alguien le ayuda a salir de
ella. Los líderes son los que nos ayudan a reconocer que para nosotros hay otra realidad posible cuando aquella en la que vivimos no nos da ni alegría, ni ilusión ni confianza.

Los líderes no con poca frecuencia se encuentran con el rechazo de aquellas personas que se resisten a ser ayudados, que prefieren ser espectadores antes que protagonistas porque les aterra lo que el líder les ofrece, que no es un cambio, sino una completa transformación. En un cambio sabemos lo que perdemos, pero desconocemos lo que podemos llegar a ganar. Sólo cuando se transforma la idea y la imagen que tenemos
de nosotros mismos, también se transforma lo que decimos, lo que pensamos y lo que hacemos y, por consiguiente, aquello que logramos.

Un líder es ante todo un ser humano al que de verdad le importan las personas y que desea servirles para que desplieguen su auténtico potencial. Esa generosidad tan sorprendente, convertida en una actitud de servicio tan plena no sería posible si el líder no se olvidara un poco de sí mismo y pensara en los demás. 

Cuidémonos mucho de aquellos que se proclaman líderes y que no buscan servir a las personas sino servirse de ellas. Cuidémonos también de aquellas personas que desean tener a su lado no a otros líderes libres para
volar, sino seguidores prestos a adular.Estas personas pueden tener espléndidas cualidades, no lo dudo, lo que sí dudo es que estén ejerciendo lo que aquí estamos considerando como liderazgo.

Los líderes que nos ayudan a desplegar la realidad de lo que somos tienen la humildad de reconocer que también existe valor y sabiduría fuera de ellos y por eso escuchan a los demás con verdadero respeto e interés, sabiendo que ellos como líderes pueden enseñar y que también, y ante todo, necesitan aprender.
Resulta sorprendente lo que han logrado algunos líderes que han sido capaces de ayudar a que incluso personas que estaban cayendo en una espiral negativa y peligrosa, salieran de ahí y llevaran a cabo
una vida ejemplar. Un auténtico líder, lejos de juzgar y mucho menos de prejuzgar, se dedica a observar para comprender, porque todos somos hijos de nuestra historia e incluso algunos actúan como si fueran
esclavos de ella. La compasión es conectar con el sufrimiento de los demás. Un líder compasivo no es un líder blando, sino alguien que tiene el compromiso y la determinación necesarias para buscar esos aguijones que todos tenemos en mayor o menor grado clavados y que nos envenenan cada día. Es cuando se localizan estos aguijones cuando aparece la opción de que puedan ser extraídos. Todos podemos entrenarnos para desplegar en nosotros nuestro propio liderazgo porque, al fin y al cabo, el mensaje que más va a inspirar a los demás no es lo que decimos, sino lo que somos.

 Al final, nuestra vida  se convierte en nuestro más poderoso mensaje. Y ¿qué más hermoso mensaje
que aquel que ayude a otro ser humano a reconocer su enorme valor y a desplegar su increíble potencial?




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